viernes, 21 de octubre de 2011

Prueba de escritura II

Fumo con rabia, con odio, mientras camino a paso apresurado por esta calle de mierda llena de gente de mierda que vuelve a sus casas de mierda entre cerros y quebradas cubiertas de mierda. Es que no me explico cómo decidiste terminarlo todo sin consultarme. La verdad, poco me importa, allá tú que te quedes con esos dos.

No sé por qué te enojaste si al final fue tú idea. Acaso te pedí algo, dije algo para que armaras este lío. No es mi culpa que me involucraras en el asunto. La Marta cachó desde el principio que yo no quería, pero igual se calló por que le gustó la idea. Claro que me gustó tirar con el Marco como a ti te gustó tirarte a la Marta. Y no es culpa mía que nos termináramos enrollándonos. Tampoco es mi culpa que a la Marta no le pasara nada contigo.

Un cigarrillo tras otro, haciendo que el humo sea lo esencial. Aspiro el tabaco, el alquitrán con una rabia que me nace del estómago, una bola negra de maldiciones no dichas porque no te dije nada aparentando estúpida serenidad. Así que ese huevón te quiere, así que esa huevona está de acuerdo y yo me quedo solo porque no le comí su zorra hedionda, porque me al final no cumplí como tú, no me entregué en esta idea estúpida que igual seguí por unos meses.

Sabes lo que me cuesta esto, nunca me gustaron las despedidas. Tómatelo con calma, si quieres te puedes quedar un rato más en mi departamento hasta que encuentres otro lugar. Yo me voy a quedar con la Marta mientras buscas. A mí también me duele, no es fácil hacer esto y tú lo sabes.

Me arde la garganta, un escupo amargo sale disparado y cae cerca de un perro que creía muerto. Claro que es fácil para ti, perra, ojalá te mueras feliz con ellos a ver si te aguantan. No pienso volver a ese departamento. Seguiré caminando, perderme con el humo de los cigarrillos que me quedan y no volver a pensar en ti.

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