Punta.

Bajo la sombra amarillenta de
ALTA TENSIÓN
en la punta del cerro    leo los desagravios
dejados en el Diario.

Apuntas con sólida convicción la falta de compromiso
    con la más clara letra imputas cansancios y desánimos
La tinta roja apunta los más claros adjetivos y argumentos
    Acepto el viaje de ida
A la punta del cerro.

Qué tanto.

Y qué tanto
si me quemo las neuronas con la tele.
Acaso importa que prefiera comer un completo
a tomar té de hierbas.

No me resulta atractivo perseguir la pelota
ni enfrascarme en una carrera imaginaria.
Prefiero sentarme y fumarme las horas
mientras me muestran lo que quiero ser.

Siete horas de televisión valen más que
la montaña mágica.
Un montón de papeles no tienen nada
ante un maratón de reruns.

Es más fácil tragarse la mentira
en media hora
que azotar cien páginas.

A veces no más

A veces no más te imagino
y te hago cosas
y tú dejas que te las hagas
pero a veces no más.

A veces no más me da por recordarte
haciendo malabares con la cara de payaso
y me río
pero a veces no más.

A veces no más
me vienen todas esas cuestiones
pero si al final no eres más que una como nube
que se me planta
No sabría bien como decirlo porque me pasa
a veces no más.

Incluso allá.

Qué pasaría si nos quedáramos en el más yermo de los planetas.

Acaso me obligarías a construir las ceremonias
plantar mezquitas en la arena
y orar a la suma de ideas

Acaso logre santificar unas paredes de vidrio
para arrodillarme ante el espectáculo
de tu cuerpo consagrado.