viernes, 9 de diciembre de 2011

Reflexiones


Cambio (no tan) radical en el proyecto. Si la intención es tratar de expresar en una estructura narrativa más o menos coherente, por medio del lenguaje, ciertas sensaciones o, más bien, percepciones del mundo, no se deben estas limitar a un campo temático determinado o a un estilo auto-impuesto. Lo que está en juego es la capacidad de dar a conocer cómo veo el mundo actual a través de un relato sin preocuparme, al menos en principio, de la pertenencia (pertinencia) genérica.

De esta manera podría contar lo que quiero. Aclaración: esto no simplifica las cosas; la hoja en blanco (la hoja dibujada por la pantalla del ordenador) es aún un obstáculo que cuesta superar. Rellenar de caracteres tipográficos no es una tarea fácil; sin embargo, en el ejercicio está el éxito de cumplir este deseo. Sinceramente, es un deseo (y un sueño) el poder dedicarse a la literatura y poder vivir de ella. Hasta ahora, no he dado un paso certero hacia el cumplimiento de estos objetivos; y los que he dado me parecen más erróneos que acertados.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Proyecto (Para no olvidarlo)

He estado pensando en lo que quiero escribir algún día y en lo difícil que se me hace pasar de la hora en blanco (en realidad, simulacro de hoja en la pantalla del computador). Quiero formarme en una escritura ruin, perversa y pervertida; una escritura de truhán escatológico que salpique a todos como los restos de una comida mal digerida.

La dificultad está en lograr transmitir, por medio de la escritura, esa sensación vomitiva. Siento que no puedo conjurar esas imágenes anales, esas secreciones genitales que produzcan el asco atrayente. Puedo pensar, por ejemplo, en culos prolapsados siendo lamidos por enanos de penes desproporcionados. Puedo imaginar a un hombre cortándose los testículos para freírlos y luego sazonarlos con su propia mierda.

Pero es complicado, al menos para mí, pasar de esas imágenes a veces enfermizas y transmitirlas en una historia que sea de alguna manera atrayente y repulsiva. Es que quiero vomitar escritura y que los lectores sientan el ácido sabor del reflujo.

Lo único que me salen son huevadas, huevadas que siento son resultado de tener enganchado en cerebro en alguna moral que no me deja ir más allá. Es que me censuro, lo sé, lo siento. Y bueno, el único medio para liberarse es seguir practicando; escribir hasta el momento de pasar la barrera y nadar los deshechos: entre extremidades gangrenadas, cuerpos purulentos, anos tumorales y así.

Tal vez, también se deba a una falta de experiencias con esos asuntos. Quizá deba dedicarme a escribir sobre lo que sé y lo que vivo. Sin embargo, no me resulta grato ni sano hacerlo; me repulsa, a veces (siempre hay excepciones), esa escritura cuasi-biográfica. Siempre he tratado de alejarme de mi propia experiencia vital ya que no es atrayente, ni para mí ni para nadie.

Así que seguiré pensando en el asco, en lo abyecto, en lo terriblemente perverso.

Un poco más de Rage

Tengo esta rabia amarga
y tengo las ganas rabiosas de vomitarla
porque duele
porque me asquea
y no puedo.

Se queda atrapada entre la gargarganta
siempre apunto de explotar pero no
Se queda la maldita
como un mal recuerdo, como un recor idiota.

Quiero vomitar esta rabia
expulzarla en tu cara
mientras te ríes
mientras gozas de la vida
mientras eres feliz.

Así quiero verte
cubierta por vómitos de bilis
para olvidarte de una vez por todas
en un gran explosión de mierdas.

lunes, 31 de octubre de 2011

A one-liners

Una noche oscura de luna llena, tenebrosa, muy parecida a esta, un niño se cagó de miedo y corrió a su casa a cambiarse los calzoncillos.

En Valparaíso decimonónico, dentro de una tradicional casa de putas dos jovenes comparten a nuna de las muchachas. Fueron amigos por muchos años.

Los jóvenes hicieron la revolución: decidieron no tener más hijos.

Hizo tanta fuerza que se cagó hacia dentro.

Un idiota, contento de ser idiota, decidió que quería ir un paso más allá: idiotamente quizo dárselas de escritor.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Algo de rage

Y tienes la necesidad de sentir

como unas ganas rabiosas de vomitar.

Tratas, humanamente tratas de expulsarlas

Golpeándote

el estómago, revolviéndote las tripas

y te metes los dedos hasta herirte la garganta

las arcadas te retuercen, como que sientes que va a salir

y sólo consigues unos mocos lastimeros, unas lágrimas estúpidas.

Al final, ese pedazo de asco sólo te deja el sabor amargo del reflujo

que en vano disimulas con el humo de un cigarrillos barato.

viernes, 21 de octubre de 2011

Prueba de escritura II

Fumo con rabia, con odio, mientras camino a paso apresurado por esta calle de mierda llena de gente de mierda que vuelve a sus casas de mierda entre cerros y quebradas cubiertas de mierda. Es que no me explico cómo decidiste terminarlo todo sin consultarme. La verdad, poco me importa, allá tú que te quedes con esos dos.

No sé por qué te enojaste si al final fue tú idea. Acaso te pedí algo, dije algo para que armaras este lío. No es mi culpa que me involucraras en el asunto. La Marta cachó desde el principio que yo no quería, pero igual se calló por que le gustó la idea. Claro que me gustó tirar con el Marco como a ti te gustó tirarte a la Marta. Y no es culpa mía que nos termináramos enrollándonos. Tampoco es mi culpa que a la Marta no le pasara nada contigo.

Un cigarrillo tras otro, haciendo que el humo sea lo esencial. Aspiro el tabaco, el alquitrán con una rabia que me nace del estómago, una bola negra de maldiciones no dichas porque no te dije nada aparentando estúpida serenidad. Así que ese huevón te quiere, así que esa huevona está de acuerdo y yo me quedo solo porque no le comí su zorra hedionda, porque me al final no cumplí como tú, no me entregué en esta idea estúpida que igual seguí por unos meses.

Sabes lo que me cuesta esto, nunca me gustaron las despedidas. Tómatelo con calma, si quieres te puedes quedar un rato más en mi departamento hasta que encuentres otro lugar. Yo me voy a quedar con la Marta mientras buscas. A mí también me duele, no es fácil hacer esto y tú lo sabes.

Me arde la garganta, un escupo amargo sale disparado y cae cerca de un perro que creía muerto. Claro que es fácil para ti, perra, ojalá te mueras feliz con ellos a ver si te aguantan. No pienso volver a ese departamento. Seguiré caminando, perderme con el humo de los cigarrillos que me quedan y no volver a pensar en ti.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Cambios

Alberto Henríquez un buen día despertó consciente de que era hora de realizar un cambio radical en su vida. A las nueve de la mañana de ese Sábado revelador tuvo desocupado su armario y todo la ropa dentro de grandes bolsas de basura. Dos horas más tarde había vaciado su cuarto, primero desarmando la cama y luego los muebles procurando tirar el contenido de los veladores y otros objetos pequeños dentro de bolsas similares a las que ocupó con su ropa. Tardó unos minutos en dejar la cama y los muebles (a saber: dos veladores, una cómoda y un ropero mediano) en la vereda frente a su casa. Pasadas un par de hora completó el proceso de desocupación con el living, la cocina, el comedor e incluso el baño. Los objetos acumulados en la acera de enfrente iban desde la ropa y pequeños cachivaches tales como recortes de diario, libros de cocina, figuras de yeso, ampolletas, fotocopias, lápices, dos controles remotos (los respectivos televisores también estaban allí), unas cuantas novelas, una cantidad imprecisa de cedés y devedés, cuatro pendrives, papel confort, jabones y útiles de aseo, etc., a un refrigerador de dos puertas, cuatro repisas, un equipo de sonido, dos notebooks y un PC de escritorio, una máquina de spinning, un sofá y dos sillones, una mesa con cuatro sillas (herencia de sus padres), un asiento de baño, lavamos, lavaplatos, entre otras cosas presentes en una hogar. Con la casa vacía, él en medio de el eco de sus pasos se dio cuenta que estaba vestido y era indispensable para la transformación completa de su vida desechar todo lo viejo. Después de tirar esas viejas prendas a la calle se sentó en el piso que sintió un poco frío. Un repentino cansancio lo abatió dejándolo inconsciente casi de inmediato. Al despertar, al cabo de unas horas que sintió como si fueran minutos, pensó que era víctima de un robo pero en seguida recordó todo lo que había hecho. Intentando recuperar el sentido común y, de paso, sus cosas miró por la ventaba sólo para descubrir que ya no quedaba nada. Resignado recordaba como tiraba sus llaves dentro de una bolsa plástica y en otra depositaba su billetera con la identificación y tarjetas de crédito. Después de reírse y llorar se dijo a lo hecho pecho. Salió, cerró la puerta que no podría abrir más y caminó con la esperanza que alguien le pasara un par de pilchas para taparse, le ofreciera un hogar y si era posible una cédula de identidad.



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Información adicional: Ejercicio sólo para distraerme. Aburrido, la historia ni la idea me gustaron.

martes, 18 de octubre de 2011

Amparo Desconocida.

Sra/ta Amparo

Domicilio: Desconocido y por descubrir.

Rut: 16.XXX.XXX-X


Debido a los recientes acontecimientos

a nivel mundial, nacional y local

que han derivado en el desorden ideológico, cultural y social

me veo en la obligación ético-moral de informar lo siguiente:


Es de conocimiento público - es decir vox populi, es decir que no queda /nadie indiferente-

que su aparición en el campo visual de quien remite este edicto - es /decir su servidor, es decir yo-

ha convulsionado, remecido y alterado el estado natural indiferencia

lo cual se trata de un delito menor que tiende a expandirse a cada hora


Hasta ahora he sido tranquilo, desapasionado, indolente

y me hubiese gustado que siguiera así por secula seculorum

La continuidad de este estado de cosas va más allá de mis posibilidades /por la aparición

de su cuerpo


Las circunstancia de su conocimiento son pedestres e ínfimas:

Entre el humo de cigarrillo a medio fumar

la visión deslumbrante de un espécimen perfecto

estrangulándome, desorbitando el sistema nerviosos central


Casi como una mirada al sol, rápida y fugaz, su cuerpo

me deja encandilado, encantando en epifanías astrales

considerando el azar y el infinito que pueden confluir favorables

en una calle, una avenida, un recoveco vulgar.


Voyerista arrepentido

bebiendo de esa visión instantánea

la seguí

hasta la desaparición, como si nada importara.


Usted fue indiferente a mis requerimientos desapareciendo de mi vista

así que no veo otra opción que faltarle el respeto

porque fuiste una puta, una pérfida maldita

pavoneándote con tu culo de cartel.


La sola imagen de la estampa -blanquecina o bronceada- de tus tetas

provoca la acumulación sanguínea entre mis piernas

calentándome, apretando la consumación de la autosatisfacción

y tú, muy puta, ni te importa.


Por lo antes expuesto y considerando los cargos

de un delito no tipificado, sin atenuantes

la sentencio a ser

Una hija de la gran puta, calienta sopas, maraca, sueño húmedo y /erección espontánea.


Se esperan los descargos en un plazo no menor a 15 días

horario de oficina, sin contar domingo ni festivos

en las dependencias habituales

COMUNÍQUESE, PUBLÍQUESE, ARCHÍVESE.





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Información adicional: La idea general de este intento poético me rondó durante varias semanas. Es extraño cómo el proyecto se ve reducido en calidad, al menos la esperada, cuando es ejecutado. La idea era realizar un engendro textual que se asemejara a una carta formal en una modalidad acusatoria por un delito estúpido. Quizá pueda volver a trabajar con eso; aún así, quizá no sea posible traspasar la forma mental a la escritura.