martes, 4 de diciembre de 2012

Qué tanto.




Y qué tanto
si me quemo las neuronas con la tele.
Acaso importa que prefiera comer un completo
a tomar té de hierbas.

No me resulta atractivo perseguir la pelota
ni enfrascarme en una carrera imaginaria.
Prefiero sentarme y fumarme las horas
mientras me muestran lo que quiero ser.

Siete horas de televisión valen más que
la montaña mágica.
Un montón de papeles no tienen nada
ante un maratón de reruns.

Es más fácil tragarse la mentira
en media hora
que azotar cien páginas.

No hay comentarios: